Nogales

Si Paz nos dijo a propósito de la ciudad "Hablo de la ciudad, novedad de hoy y ruina de pasado mañana, enterrada y resucitada cada día…" Igualmente, nuestra identificación con el Nogales pasado se resuelve cada día con la intención de satisfacer realidades que diariamente aparecen. Que surgen, aparentemente espontáneas cada jornada. Que nacen como una solución, ahora sí  ya perenne a la problemática de nuestra realidad tangible. aunque al rato nos prueben que no eran soluciones verdaderas a lo que queremos ser y serán cambiadas.   Y a empezar de nuevo.

Nogales, ciudad en la que conviven muchas ciudades diferentes entre sí. Es la ciudad del rico que tiene a todo un país como escaparate para adquirir lo que guste y mande; tiene a Estados Unidos; pero también es la ciudad del pobre  que no tiene un mendrugo que llevarse a la boca para satisfacer su hambre de  seguridad, su sed de justicia, que no tiene  un pasaporte que le sirva para olvidar su cotidianeidad, es decir: sin visa para asomarse a su otredad, para imaginar lo que pudo ser.

Nogales, ciudad con vocación para el comercio: primero de ganado y y productos mineros, lucantes de chucherías de yeso, después de productos nacionales y hoy exportadora de mano de obra barata.

Nuestra condición de ser frontera  se reinventa diariamente. Se ofrece como  una solución, ahora sí, firme y verdadera al enigma de qué somos, como una respuesta al misterio de lo que desearemos ser ese otro día. Pero llega la noche, ese inexorable tiempo de obscuridad, y entonces entra la duda, ya no estamos tan seguros.

Nogales ha crecido sin orden; llega al momento en que sus ciudadanos recuerdan a aquella ciudad que aún contaba con un centro. Siendo que actualmente el "centro" nogalense ha evolucionado a algo distinto, transformándose, moviéndose, dejando atrás al Nogales de sus recuerdos.

Nogales cuenta  hoy con una variedad de diversiones, de escuelas, de templos, de religiones; sus templos son ahora sus escuelas, sus centros culturales la religión que seguimos. El cambio por sí sólo, es el nuevo Dios que queremos seguir. 

Nogales, junto con Paz podríamos decir  es la ciudad que nos sueña a todos y que todos hacemos y deshacemos y rehacemos mientras soñamos, la ciudad que todos soñamos y que cambia sin cesar mientras la soñamos ... peñascos que se despeñan, sordo sonar de huesos cayendo en el hoyo de la historia; la ciudad, pastora de siglos, madre que nos engendra y nos devora, nos inventa y nos olvida.

Y al mismo tiempo, intentamos encontrar un asidero, un punto firme  en ese galimatías, en ese Nogales  que logramos construir cuando diseñábamos el futuro al que quisimos llegar, aunque en el caso de algunos, al llegar nos dimos cuenta de que ese no era el camino.

Ahora, llegamos a otro punto de inflexión, a otro momento de definición; la esperanza de que surja algo bueno, como dice el proverbio, "muere al último;"   mientras que todavía podemos escoger. Nos asomamos a otra realidad internacional, a otra identidad nacional con la esperanza de que, ahora sí, sea cambio firme, sea verdadero.

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