La masacre de chinos en Torreón

Frederich Simpich
Una cita del reporte del entonces cónsul estadounidense en Nogales, Frederick Simpich, sobre el asesinato, aquí, de un comerciante chino el 22 de junio de 1913, nos ofrece información acerca de las causas de la animadversión mexicana contra los chinos: "En mi opinión, y en la de todos los habitantes de este lugar que conozcan la actitud de la clase baja de los mexicanos hacia los chinos..." O como también los definiera Ricardo Flores Magon en el periódico "Regeneración," "los hombres de negocios en pequeño, que guardan resentimientos por la monopolización extranjera de los intereses económicos."  O sea que los orientales de inmediato despertaban manifestaciones negativas, se puede decir casi exclusivamente entre las clases más desposeídas de mexicanos.  ¿Porqué era eso?

En primer lugar estaban "las costumbres" o cultura de los chinos. Pero además, estaba la enorme visibilidad de sus actividades económicas que los situaba en contacto diario con los mexicanos más pobres.

Si analizamos la mayor masacre de chinos que haya ocurrido en México durante la época revolucionaria, que aunque no ocurrió en una zona fronteriza, su magnitud merece que la recordemos aquí: La Matanza de Torreón, Coahuila, durante la cual 303 chinos fueron muertos en una orgía de sangre que duró el 14 y 15 de mayo de 1911, y fue realizada por fuerzas maderistas.  ¿Qué llevó a esa matanza?

Argumedo
La ciudad de Torreón tenía entonces una población aproximada de 35,000 personas, de las que entre 600 o 700 eran chinos.  Sin embargo, formaban la más prominente y próspera minoría de la región. Realizaban una amplia gama de actividades comerciales, que incluían, entre otras, abarrotes, lavanderías, el cultivo de vegetales y  manejaban bienes raíces, etc. Es decir, eran muy visibles lo mismo que en Sonora, además de poseer un hotel y un banco. Todo eso se acabó con la masacre.

Bueno, durante un mitin realizado el 5 de mayo anterior, o sea unos pocos días antes de la masacre, en la vecina ciudad de Gómez Palacio, Durango, aunque sólo un río, el Nazas, la separa de Torreón, Jesús C. Flores, un líder maderista pronunció un discurso nacionalista que atacaba a los ricos residentes extranjeros de México, en especial a los chinos, que abusaban de las clases trabajadoras mexicanas. En particular, durante su discurso Flores atacó a los chinos por "...haberse apoderado aún del trabajo de las mujeres, privándolas hasta de su medio de subsistencia..." 

Este, y otros signos de que habría violencia, ocasionó  la publicación de una circular en la que se alertaba lo que vendría: "Hermanos, atención! ¡atención!    .... Es muy probable que durante la batalla se separe una multitud de entre los combatientes para saquear las tiendas..."

En aquel entonces, la guarnición de 700 federales de Torreón se encontraba al mando del general Emiliano Lojero, quien, al verse superado en número, junto con el entonces jefe político de la ciudad, Francisco del Palacio convocó a comerciantes, cónsules y grandes empresarios a una reunión que se celebró en la Asociación Reformista del Imperio Chino. Se ha creído, erróneamente,  que el Gral Pancho Villa formó parte de los atacantes, lo cual es un error, ya que éstos estuvieron dirigidos por Benjamín Argumedo.

Durante el ataque, los maderistas forzaron a los chinos a darles alimento, agua y los despojaron de su dinero, monturas, aperos y herramientas de albañilería. Argumedo ordenó a sus tropas el asalto al Banco Wah Yick; ninguno de sus ocupantes salió vivo.

La abigarrada bandera imperial china: un dragón azul transversal, que tiende las garras hacia una luna
roja, fue arrancada de su asta y despedazada en la calle.

Emilio Madero–hermano del que sería Presidente de México– y el coronel Orestes Pereyra,
giraron enseguida la orden de impedir el asesinato de más chinos y concentrar a los sobrevivientes en el cuartel maderista, aunque baste decir que duró dos días hasta la llegada del Comandante Madero, quien terminó con la violencia haciendo uso de la fuerza militar que llevaba. Esta aniquilación fue antecedente de lo que sucedería en Sonora poco después. Pero el espacio se termina, y en el próximo artículo tocaré a nuestra región.

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