Nogales vs. Calabazas

Se me ha preguntado en diversas ocasiones quién fue el primer habitante de la frontera, o también cuándo o de dónde llegó. Lo cierto es que resulta poco menos que imposible determinar cualquiera de estos casos y además que nada de ello importa.

El poblamiento de Nogales se realizó en forma espontánea, siguiendo  un proceso semejante a cuando colocan topes en la carretera actual con la intención de que disminuyan su velocidad los automovilistas que pasan por el lugar. La consecuencia es que, primero, llegarán los vendedores a ofrecer su mercancía aprovechando los topes, y de éstos habrá quien poco después se establezca en ese lugar.  De esta manera, es imposible determinar cuando llega al lugar el primer poblador de un asentamiento con esas características. Bueno, pues lo mismo sucedió con Nogales.

Primero, la fijación de la frontera internacional le dio firmeza al punto geográfico limítrofe de México en donde el arroyo Los Nogales cruza el paralelo 31° 20´; luego vino, para contener el enorme incremento de contrabando que llegaba a Sonora procedente de Arizona, la fundación de las cuatro aduanas fronterizas entre México y EUA, entre las que se encontraba la de Los Nogales.

Y sin embargo, ninguno de esos eventos ocasionó la fundación de la población nogalense

A los anteriores sucesos, les siguieron la inauguración del Ferrocarril de Sonora, cuando los 75 invitados después de esa ceremonia fueron llevados a un banquete que les fue ofrecido en el recién inaugurado hotel de Calabazas (actual  Río Rico), el que fue organizado por su dueño, el Corl. C. P. Sykes.


Y aquí merece que mencione que el proyecto de Sykes era convertir a Calabazas en el puerto principal arizonense.  Calabazas estaba ubicado en la confluencia entre el Arroyo Los Nogales y el Río Santa Cruz, y además cerca de allí el régimen misional había establecido la visita (misión en algunos momentos) de Guevavi, que a mediados del siglo XIX había sido adquirida por Manuel María Gándara (a la derecha muestro una fotografía antigua de las ruinas de la hacienda de Gándara).


Así que había dos localidades que competían entonces para que fuera ubicada allí la aduana: los Nogales y Calabazas.

Para apoyar su proyecto de promover a Calabazas como esa estación fronteriza, Sykes primero formó una compañía ferroviaria que se encargaría de explotar las minas de la región y vender el ganado sonorense al mercado estadounidense.

 En su proyecto de desarrollo de Calabazas, presentaba al lugar como favorable para el desenvolvimiento comercial de la región, y para ello construyó el hotel Santa Rita, de dos pisos en ese poblado que tendría entonces unos 150 habitantes. Pero nada de ésto le sirvió, ya que Nogales por derecho natural fue la seleccionada.




Recuerdo, de mi infancia, la anécdota de que la aduana fronteriza no estaba en Nogales sino en Calabazas. Esta anécdota se ha transmitido a través del tiempo, agregando que el monumento internacional nogalense estuvo originalmente en otro lugar, lo cual absolutamente no es cierto.

La razón de esta confusión radicó en que, antes que se abriera la aaduana de Nogales, la aduana mexicana se encontraba en Magdalena, mientras que del lado estadounidense de la frontera, no se ubicó en Nogales sino en varios puntos cercanos a Río Rico, como el caso de Camp Mason lo prueba, que estuvo ubicado en la confluencia del Arroyo Los Nogales con el río Santa Cruz, aunque hubo un momento en la historia de la región en que la aduana estadounidense sí estuvo localizada en Calabazas.

Así, tenemos el ejemplo de que, un año antes de la fundación de Nogales, en 1883, como vimos en el artículo anterior de esta serie, un investigador europeo, Herman Tate, visitó el lugar cuando pasó por ferrocarril la frontera rumbo a Hermosillo, y únicamente encontró en el lugar las tiendas de campaña en las que se ofrecían alimentos a los viajeros. Bueno, de la crónica de su viaje de regreso a los Estados Unidos, extraigo el siguiente párrafo: “El 9 de abril parto de Hermosillo por tren y en la siguiente mañana, doce horas más tarde me bajo en la estación fronteriza en Calabazas.”

Si embargo, a pesar de que la aduana estadounidense hubiera estado temporalmente en Calabazas, con la ventaja que nos ofrece el poder ver retrospectivamente los sucesos históricos, podemos ver que al final quien ganó no fue Calabazas sino Nogales.

Así fue cómo el Gobernador del Estado,  reconociendo que en este lugar de la frontera surgiría una población, firmó la Ley 29 el 10 de julio de 1884, que fue publicada un día después. En el artículo segundo de la misma se autorizaba al ejecutivo del Estado para que realizara la negociación necesaria con los dueños del terreno, y que la nueva población contara con la superficie de terreno necesaria para establecer su Fundo Legal. Eso se realizó, en Hermosillo, unos días después, aunque el espacio se me agota por lo que en el próximo hablaré de ese contrato.

Comentarios

  1. Verdaderamente leo agradecido de ti por la informacion tan interesante que nos compartes. Gracias Alberto.

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