Los filibusteros en Sonora

Estos días pasados se conmemoró el 159 aniversario de la gesta heroica de Caborca, pero veamos el contexto de lo sucedido. Corría la mitad del siglo XIX, y la bonanza del oro de California había llevado a innumerables buscadores de riquezas de todo el mundo a ese Estado que unos años antes había cambiado a ser estadounidense después de la guerra de 1846-1848 que fue concluida por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo. Esto sucedía mientras que otros aventureros más buscaban hacer fortuna en el Estado de Sonora y en Baja California. De entre ellos, un grupo intentó apoderarse de nuestro Estado, haciendo a un lado la búsqueda de metales preciosos a través de aventuras armadas que fueron conocidas como Filibusteras.

El primero fue Gastón de Raousset-Boulbon, un francés que llegó a San Francisco a buscar su fortuna, y al no encontrarla allí, en 1852 formó una compañía, la Restauradora de las Minas de la Arizona, que intentaba explotar estas minas que se encuentran muy cerca de Nogales, a unos 25 Km hacia el Suroeste de esta población.

Llegó a Magdalena y visitó las fiestas anuales de San Francisco, para dirigirse a Sáric, donde confeccionó una bandera que llevaba la leyenda "Independencia de Sonora" y se dirigió en seguida a Hermosillo, población que tomó por las armas.

En seguida intentó continuar a Guaymas para seguir con sus conquistas, aunque enfermó y se vio obligado a abandonar su empresa. Los sonorenses, al ver que no tenía dinero para regresar a California, le pagaron el viaje de vuelta a California el 4 de noviembre de 1852.

Le siguió William Walker, un estadounidense que llegó a Guaymas en el verano de 1853 y al prohibírsele entrar al Estado, regresó a San Francisco a organizar en forma su aventura.

El 15 de octubre de 1853 partía nuevamente con 45 hombres y la intención de conquistar los territorios de Sonora y de Baja California. Utilizando un barco del cónsul estadounidense de Guaymas se apoderó de La Paz, la que llamó Capital de la República de Baja California, aunque no alcanzó
el éxito en su cometido a pesar de haber también llamado a la región conquistada como parte de la República de Sonora, por lo que tuvo también que abandonar su empresa.  Después se dirigió a Honduras, la que conquistó y gobernó hasta que fue derrotado y fusilado.

En seguida regresó Gastón de Raousset a Sonora en 1854, y se enfrentó con las armas con los sonorenses en el puerto guaymense, en donde fue  derrotado definitivamente el 13 de julio de 1854 y fusilado en el puerto.

Finalmente, en 1857 otro aventurero más, Henry Crabb, al mando de unos 100 hombres, partía también de San Francisco, y por tierra entró a un Sonora que, dos años antes, acababa de perder su porción Norte a través del Tratado de la Mesilla. Intentó apoderarse de Caborca, aunque fue rechazado y después de un sitio que duró casi una semana tuvo que rendirse el 6 de abril. Un día después era fusilado con el grupo que dirigía.

La acción de los mexicanos en seguida ha sido calificada de "salvaje" porque se le cortó la cabeza, la que se preservó en mescal. Sin embargo, debemos considerar que para entonces eran muchas las acciones abusivas de los californios contra los emigrantes sonorenses que  iban a la Fiebre del Oro.

La historia de incontables muertes de mexicanos que también se habían dirigido a California habían sido pasadas de voz en voz en la región fronteriza, de la que Caborca era la más importante población para entonces.

Por otro lado, no se sabe si influyó en lo que le ocurrió, la historia de Joaquín Murrieta, otro sonorense que había corrido la misma suerte que Crabb, ya que se le cortó la cabeza y se conservó en brandy.

La verdad es que con la muerte de Crabb, en Caborca, se marcó el final de estas aventuras filibusteras.

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