La revolución y el desarrollo agrícola de Sonora

Hasta el inicio del porfiriato  había regido lo sostenido por Lerdo de Tejada, de "cultivar el desierto" en las zonas fronterizas de México, como alegoría de que no se debía desarrollar económicamente la frontera.

A esta receta le seguiría un cambio de mentalidad, ya que hoy sabemos que el desarrollo de la economía sonorense comenzó durante el porfiriato a través de la minería y de los ferrocarriles.

Hoy, también dirigiendo nuestra mirada hacia atrás, podemos ver hacia dónde dirigió su atención la revolución.

Sintomático de este movimiento social y de su reestructuración económico-social, fue la inauguración de la carretera entre Nogales y  Hermosillo. Durante este acto, ocurrido el 6 pero de 1948, Roberto Rodríguez Monroy, pronunciaba en la capital del Estado un discurso que contenía la semilla de una idea cuyos aspectos principales serían adoptados, también públicamente, años después, por un candidato a la Presidencia de la República:

"...Los hombres del norte, los que vivimos en este apartado jirón de nuestra tierra mexicana, los que trabajamos [en estas] tierras desérticas en donde la madre naturaleza no dotó de suficiente agua que tanto necesitamos para nuestro ganado, para la agricultura y la producción de energía eléctrica, [tenemos que] ... extraerla de las profundas entrañas de la tierra..."

En otras palabras, se utilizaba la inauguración de la principal vía de comunicación terrestre en Sonora, para hablar de "la cultura del esfuerzo" que sería como bautizaría nuestro afán sonorense por desarrollar a nuestra región.  Sin embargo, la referencia de Rodríguez Monroy iba dirigida al agro sonorense, lo que nos da la pista acerca de cual era la visión prevalente entonces del futuro en Sonora.

Inmediatamente al Sur de la frontera
Pues bien,, la nueva carretera, de 275 kilómetros, con 8 puentes de una longitud mayor a 100 m, 14 con longitud de entre 25 y 50 metros, 9 de 14 a 25 metros, sin contar los de claro menor, cubrían una distancia de 1,171 metros: de ellos, se construyeron  dos puentes sobre la vía férrea que aún hoy corre paralela a la carretera, uno en la salida Sur de Nogales sobre el Puerto de Encinas y el otro, Puente Conejo cerca de Benjamin Hill. Era una vía con un tránsito medio diario entonces de 120 vehículos, y que comunicaba a los remedos de ciudad de entonces que eran la capital del Estado, con una población de 40 mil habitantes, con Nogales, que contaba con 25 mil. Para construirla se había establecido un impuesto de once centavos por litro de gasolina vendida en Sonora. Era un logro ingenieril que lograba resolver la difícil orografía sonorense, en aras del progreso del automóvil.

Pero más allá de lo inmediato, esta mención de Rodríguez Monroy simbolizaba el hecho de que la revolución promovería la economía del Centro y Sur de la entidad a través de la agricultura; mientras que en el Norte la nueva carretera era un símbolo de la movilidad de los productos sonorenses hacia la frontera, aunado al cambio poblacional sonorense, del campo a la ciudad a través de una sociedad que viviría de la industrialización urbana, aunque esta segunda dimensión aún se encontraba en el futuro. Así que dirigimos en primer lugar nuestra atención al campo sonorense.

En el agro del Estado, el gobierno iniciaba la etapa de construcción de presas para alimentar principalmente el desarrollo agrícola, ya que también habría otras presas más,dirigidas unas a la generación eléctrica o para contener las aguas broncas.

Presa La Angostura
La primera presa de esta época, la Lázaro Cárdenas (conocida también como la Angostura) había sido concluida en 1942; mientras que la entonces nueva presa, Abelardo Rodríguez, situada en la cuenca del Río Sonora e inaugurada igualmente en 1948, funcionaría principalmete para proteger de las avenidas de aguas broncas del Rio Sonora a la capital del Estado.

Presa Oviachic
Entonces no se construían o terminaban aún las demás presas que habría sobre el Río Yaqui, la Álvaro Obregón (Oviachic), la más grande del Estado, inaugurada en 1952 y que junto con la Angostura y la Elías Calles (Novillo), inaugurada en 1964  formarían una especie de triunvirato que aprovecharía las aguas de ese río.  El resultado de esta inversión dirigida al campo, fue que Sonora vio triplicarse la superficie agraria irrigada entre 1940 y 1955.

Faltaba por conocer el efecto que  tendría en lo urbano la atención gubernamental, pero el espacio se me termina, así que continuaré en el próximo.

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