Las Guerras de Castas en Sonora

Después de la batalla del Baboquívari, se pensaría que la paz regresaría a la región, aunque no fue así. En Sonora, sobrevino entonces la lucha abierta entre centralistas y federalistas, entre Gándara contra Urrea. Y al lograr la primacía nacional los centralistas, obviamente resultó ganador Gándara en Sonora, quien asumió el poder ejecutivo del Estado. Sin embargo, ésto no fue todo.

Gral. José de Urrea
Pasaron los meses, y pocos meses después del triunfo del Gobernador Gándara en el Baboquívari contra los Pápagos, el gobierno nacional de Antonio López de Santa Anna le regresaría el gobierno de Sonora a José de Urrea, obviamente ahora bajo la bandera federal.

Este, a su regreso al poder sonorense, de inmediato intentó varias reformas radicales: propuso varias reglas para el manejo de las aguas del Estado, así como también buscó frenar el poder de los indígenas. De inmediato ordenó una campaña militar contra los Apaches y envió una expedición armada a la Isla del Tiburón contra los Seris.

Los indígenas, al darse cuenta de la situación, aceptaron la oferta de asistencia que les prometía Gándara, y así empezó la llamada Guerra de Castas de Sonora. La contienda de Gándara contra Urrea, la lucha de centralistas contra federalistas, que de paso despedazaba al Estado aunque ningún bando logró el triunfo, y no fue sino hasta que el gobierno nacional removió al Gobernador Urrea y lo reemplazó por el moderado José María Gaxiola, que se calmó la guerra intestina, aunque esta situación fue aprovechada por Gándara, quien dirigió otro levantamiento centralista. El Coronel Fernando Cuesta, aliado con Gándara, depuso a Gaxiola y se convirtió así en Gobernador Centralista de Sonora.

Manuel María Gándara
Cuesta de inmediato nombró a una Asamblea Departamental, encabezada por el hermano de Gándara, Juan Bautista, quien por entonces se convirtió en dueño de los terrenos de La Arizona (al Suroeste de Nogales). De cualquier manera, a esta situación le siguió otro viraje en la ideología nacional: regresaron los Federalistas, mientras que en Sonora Cuesta, para no perder el poder, se declaró federalista, y en las elecciones siguientes, Manuel María Gándara resultó vencedor, ahora federalista, y en 1848 ordenó reformar la Constitución del Estado de acuerdo a los principios federales.

Este fue el panorama político general en Sonora, mientras que en todo Sonora continuarían las luchas de la guerra de castas.

Esta guerra se manifestó en el Noroeste de Sonora, en la región de los Pápagos,  cuando en el entonces Presidio (palabra que entonces no significaba una cárcel sino un fuerte) de Tucsón que funcionaba como colchón entre los nómadas Apaches que vivían hacia el Noreste y los Pápagos que radicaban en el Desierto sonorense, hacia el Oeste, en diciembre del año siguiente, 1842, el Comandante Antonio Comandurán a duras penas logró detener una lucha abierta entre Apaches y Pápagos, en la que los Pápagos acusaban a los Apaches del robo de una caballada.

A este suceso le seguiría, dos semanas después, el sitio de Quitovac, que es un lugar situado en el corazón de Papaguería, al Sur de Sonoyta, y que aparte de ser un sitio importantísimo de la religión Pápago, también era un productivo mineral.  Y después del regreso al poder Ejecutivo de Urrea a Sonora, el 24 de julio de 1842 más de 600 Yaquis atacaron a Hermosillo, mientras que Gándara envió emisarios con los Pima que vivían en las márgenes del Río Gila.

No fue sino hasta noviembre en que Urrea logró derrotar a los gandaristas en Opodepe, cuando pudo dedicar sus esfuerzos a combatir a los Pápagos. Sin embargo, vendría después la Guerra entre Estados Unidos y México, guerra que culminaría con los Tratados de Guadalupe-Hidalgo y de La Mesilla, y la pérdida territorial del Norte de México frente a la nación vecina.

Comentarios

  1. Igualito que ahora. ANtes como antes, ahora como ahora. Mientras el estado se debate entre panista y priistas, la economía está siendo saqueada por compañías mineras y maquileras, con la ayuda claro de testaferros solventes y felices. La historia se repite para los pueblos sin memoria, pero con abundancia de vendepatrias.

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