La Toma de Nogales, el 13 de marzo de 1913

Interrumpo momentáneamente esta serie de artículos que escribo acerca de la historia de Arizona hispana, para tocar un tema de primordial importancia nacional históricamente, no únicamente del ámbito local.

Este 13 de marzo pasado fue inaugurada una nueva plaza en la antigua Plaza de las Palomas, a unos pasos de la frontera, en el centro mismo de Nogales y frente a la garita principal de acceso a la unión americana. El logro de esta nueva plaza conmemorativa ocurrió gracias a las labores del Ing. Leonardo Sandoval, quien empeñado en lograr que esta ciudad recuerde aquellos hechos, finalmente logró la inauguración de esta plaza que conmemora el centenario de la toma de Nogales, el 13 de marzo de 1913. Recordemos…

Después del asesinato por órdenes del golpista Victoriano Huerta del presidente de México,  Don Francisco I Madero, los acontecimientos en su contra no tardaron en dejarse sentir, y el primer acto de oposición fue precisamente la toma de Nogales, el 13 de marzo de 1913, convirtiendo a esta acción de armas en fundamental en el desarrollo de la revolución mexicana.

Así, la toma de Nogales el 13 de marzo de 1913 definió el inicio de la etapa constitucionalista de la revolución, el inicio de la brillante carrera militar del entonces Cnel. Alvaro Obregón y el ascenso al poder político del grupo sonorense en el México posrevolucionario.

Obregón escogió a Nogales como escenario para iniciar las acciones bélicas contra Huerta debido, primero, a su lejanía del centro de México, además por su condición de ser frontera con Arizona, o sea la posibilidad de conseguir armamento y municiones, de exportar productos sonorenses, de tener comunicaciones telegráficas casi instantáneas con el resto del país y el mundo y en consecuencia lograr el acceso a información que no se tenía en otras regiones del país, no sin dejar de mencionar el control de las exportaciones de las ricas zonas mineras para financiar el movimiento revolucionario.

Así fue cómo el entonces Cnel. Alvaro Obregón al mando de unos 600 hombres, se dirigió a la Villa de Nogales, una población que  tendría entonces unos 20 mil habitantes y se extendía a lo largo de la cañada desde la frontera hasta inmediaciones de la actual Plaza Hidalgo. La defendían alrededor de  100 hombres al mando del Tte. Cnel. Manuel Reyes quien, para incrementar sus fuerzas, echó mano de alrededor de 130 hombres de la Gendarmería Fiscal, al mando del Cnel. Emilio Kosterlitzki.

Reyes ordenó la construcción de siete trincheras en los cerros situados al Este y Oeste de la población, en cada una de las cuales ordenó colocar unos 20 hombres, además de una línea de 54 tiradores que defenderían la entonces entrada Sur al poblado, desde la entrada de la actual Colonia Héroes hasta el cerro de la pila. Finalmente, destacó 25 hombres unos 500 m más al Sur, como avanzada para cuando se acercaran los atacantes.

Por su parte, Obregón se aproximó desde el Sur a la población, y poco después de mediodía del día 12 envió a Chas L. Montague, Pedro Trelles y Juan Serrano a pedir la rendición de sus defensores, aunque éstos no aceptaron, por lo que, ya anocheciendo, Obregón mandó dos columnas de unos 150 hombres cada una en forma de pinza a rodear el poblado, por el Este al mando del Mayor Antonio A. Guerrero, y el Oeste bajo el Cap. Gonzalo Escobar, ordenándoles que iniciaran el ataque a la 1 de la madrugada del día 13. Al comenzar el enfrentamiento, el mismo Obregón, acompañado del Cnel. Juan Cabral y 15 jinetes, atacarían desde el Sur siguiendo a lo largo de la cañada. Sin embargo, este plan no pudo ser realizado, ya que las columnas laterales se retrasaron en su avance, y el combate inició hasta que amanecía el día 13, extendiéndose a lo largo de todo ese frío día de marzo.

Los defensores, que habían construido trincheras en las cimas de los cerros que rodean a la población, trincheras cuyos restos me tocó ver de niño, perdieron al Cap. Miguel Valle, muerto en el Cerro que guarda la entrada de la Cañada Héroes y a tres soldados, mientras que los atacantes tuvieron 6 muertos.

A eso de las 4 de la tarde, las municiones de los defensores empezaron a escasear, por lo que el Cnel. Reyes decidió entregarse a las autoridades estadounidenses, mientras que las fuerzas de Obregón esperaron hasta el día siguiente, 14, para entrar al poblado.

La toma de Nogales fue la llave que abrió la posibilidad de triunfo nacional para los constitucionalistas, lo que fue aprovechado por el Jefe Máximo del movimiento, don Venustiano Carranza, quien poco después llegó a Nogales, y aquí y en Hermosillo formó el gabinete que inició la reconstrucción de nuestro México.

De esta manera, recordemos, la inauguración de esta plaza conmemora el centenario del inicio del movimiento social que con todo derecho ha convertido a Nogales en la cuna de la Revolución Constitucionalista Mexicana.

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