Decadencia en la segunda mitad del siglo XVIII y en el Sur de Arizona

No cabe la menor duda, la región sonorense más estimada por Juan Bautista de Anza fue la margen del río Santa Cruz, al Este del actual Ambos Nogales, población que entonces no existía y límite nacional que tampoco había. Sus afectos estuvieron en ese hermoso valle que se ampara por la Sierra de Santa Bárbara y por sus picachos que resaltan desde kilómetros a la redonda, fueron afectos alimentados en hoy antiguos ranchos ubicados sobre las márgenes del río como Buenavista, San Luis o Santa Bárbara; o también, como prueba palpable de esa estimación, en el caso de su madre, Rosa Bezerra Nieto, quien fue enterrada en la iglesia de Guevavi,  a las orillas del río y a unos kilómetros al Norte de la actual población nogalense.

Estatua de Anza obsequiada por el Estado de Sonnora
a San Francisco en 1967.
Sin embargo en 1775, cuando Anza dirigía su expedición a California en la que descubrió la bahía de San Francisco, no pasó por ese río sino que, remontando el río Magdalena y procedente del centro del actual Estado de Sonora, después de pasar por Agua Zarca (en el actual poblado La Mesa, al Sur de Nogales), llegó al parteaguas que actualmente conocemos como Puerto de Encinas, al Sur de esta población, donde se encuentra el puente que pasa por encima de la vía férrea.

Y continuando por el centro de la actual población, la caravana de 240 personas, 505 animales entre caballada y mulas, y 302 animales vacunos, fueron a pernoctar al Norte de la actual población de Nogales, Arizona, en Meadow Hills, lugar que los expedicionarios llamaron Las Lagunas.

Para entonces, Guevavi, donde había sido enterrada su madre, lo mismo que Sonoita (al Noreste de Nogales), habían sido abandonadas debido a los asaltos apaches, aunque quedaban Tumacácori (que aún no tenía la iglesia actual cuyas ruinas pueden ser admiradas por el visitante al museo del lugar) lo mismo que Calabazas (actual Río Rico) como únicos centros de población regionales. Posiblemente ese abandono también fue la causa de que Anza no se haya desprendido de la caravana para ir a visitar la tumba de su madre, al menos no hay mención de ello en los diarios del viaje.

Y después de su regreso de California, en recompensa por sus servicios, Anza sería nombrado Gobernador de Nuevo México, posición que conservó hasta 1787, cuando regresó a Sonora y fue nombrado Comandante del Presidio de Tucsón, aunque falleció en Arizpe antes de tomar posesión el 19 de diciembre de 1788, y fue enterrado en su iglesia.

José de Gálvez
Para la fecha de la muerte de Anza, el Rey Carlos III, después de la expulsión de los Jesuitas, había ordenado que José de Gálvez fuera nombrado Ministro de las Indias en la Corte de España, y éste se apresuró a establecer la Comandancia General de las Provincias Internas de Nueva España, que abarcaba los actuales Estados de las Californias, Sonora, Sinaloa, Arizona, Durango, Chihuahua, Nuevo México, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y Texas.

Teodoro de Croix
Su capital sería Arizpe, en donde residiría el Comandante, Teodoro de Croix, quien se reportaría directamente con Gálvez, quien a su vez lo haría directamente con el rey.

Y mientras sucedía ésto, llegaba a Alamos el nuevo Obispo de Sonora, el franciscano Antonio de los Reyes que había servido antes en la misión de Cucurpe y quien traía a Sonora a dos sobrinos suyos que harían renombre en la historia del Sur de la entidad: José Almada, un sacerdote, y su hermano Antonio Almada, ingeniero. El nuevo Obispo escogió a Alamos como su residencia en vez de dirigirse a su catedral en Arizpe.

En el Sur del actual Arizona y en Sonora continuaron durante aquellos años las muertes causadas por los Apaches, aunque el principal fiasco ocurrió en 1781 en Yuma, con el asesinato de alrededor de 100 colonos y la muerte de varios misioneros franciscanos que encabezaba Francisco Garcés, lo que definió el final de las misiones que habían establecido allí. Pero estos asesinatos ocasionaron también terror entre los residentes del actual Sur de Arizona, ya que muchos de los asesinados eran parientes suyos, por lo que poco después de la masacre del Yuma, Tubac había sido poco menos que abandonado, mientras que en Tumacácori únicamente había tres familias españolas, y Tucsón sufrió los ataques de Apaches, el peor de los cuales ocurrió el 21 de marzo de 1784 cuando unos 500 apaches asaltaron el poblado y robaron alrededor de 150 caballos.

Iglesia de San Xavier del Bac
Por entonces, el misionero franciscano Juan Bautista Velderrain comenzaba la construcción de la iglesia de San Xavier del Bac, templo que actualmente se ha convertido en "la paloma del desierto," obra del arquitecto Ignacio Gaona, quien también construyó al menos el templo de Caborca, iglesia que se le parece muchísimo (aquí puedes ver algunas imágenes de este otro templo).

Y aunque Velderrain falleció en 1790, lo sustituyó el Padre Juan Bautista Llorens, quien continuó con la construcción del nuevo templo, la que concluyó en 1797 al terminarse los recursos, por lo que desde entonces el templo de San Xavier únicamente conserva una torre.

Y los asaltos apaches continuaron. En 1786 llegaba un grupo de éstos al poblado de Calabazas  y dijeron que se querían establecer en paz.  Pero era un engaño, en cuanto los habitantes del poblado bajaron la guardia, los apaches mataron a dos de ellos y escaparon con un cuantioso botín. Este hecho le dio la puntilla al poblado, por lo que la cercana misión de Tumacácori se quedó sin visitas.

Y a pesar de más relocalizaciones de los presidios o fuertes militares que fueran establecidos para protección contra estos asaltos indígenas, como el de Tubac, que fue reestablecido en 1787 junto con el de Santa Cruz (en el actual poblado), o aún el restablecimiento del de Fronteras un año después, la decadencia continuó.

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