Nogales antes de la fundación de la ciudad

Con este artículo empiezo a cubrir la historia de la región. No únicamente de Nogales sino también del actual Norte de Sonora y del Sur de Arizona.

Antes de la llegada de los europeos, a lo largo de la cañada en donde actualmente se encuentra Nogales, vivieron nativos en las lomas que rodean a la cañada, los que subsistían sembrando en los lugares más planos de la cañada.  No conocemos el lenguaje o afiliación que hayan tenido éstos nativos. Posiblemente hablaban alguna variante del Pima (que se cree que son los descendientes de los Hohokam que se centraron en el actual Arizona); posiblemente descendían de la cultura Trincheras (centrada en la región del actual Altar); o también posiblemente fueron una mezcla de ambas culturas.

Sin embargo, sabemos que hubo habitantes nativos en el valle por los restos que se han encontrado dentro de y en las afueras de esta población. Por ejemplo, en el actual Nogales, Arizona, donde se ha investigado con mayor profundidad por los arqueólogos, se sabe que hubo un asentamiento en el que vivieron indígenas que vivían por la actual calle Crawford y se sostenían sembrando en la parte más plana de la cañada, precisamente alrededor de las principales garitas internacionales, que obviamente entonces no existían, ya que no habían surgido ni Estados Unidos ni México. Hubo también otro asentamiento ubicado al Norte del actual Nogales Arizona, cerca del edificio de la Corte del Condado de Santa Cruz, y otro más en inmediaciones del actual Meadow Hills. Se sabe ésto porque han sido encontrados en esos lugares las huellas de esos habitantes.

Y dentro del actual Nogales, Sonora, indudablemente hubo otros pequeños asentamientos nativos, cuyo tamaño lo determinaban las posibilidades del medio para sostener esa población; éstos se localizaban en los puntos en que un arroyo lateral se conecta con el principal, disminuyendo la velocidad de la corriente y se amplía también lo ancho de la cañada. Así, por ejemplo, debió haber pobladores en o cerca de donde hoy se encuentran los entronques de las calles Vázquez, 5 de Febrero, la Tecnológico, el camino a Cananea y demás cañadas que se conectan con la Obregón.
Sin embargo, sería muy cansado y quedaría afuera del alcance de este artículo, el que me extendiera más sobre el tema.

Se piensa que Kino fue el primer europeo que entró a esta región, aunque ésto no fue así. Juan Munguía Villela tuvo un rancho ganadero cerca del actual San Lázaro cuando nacía nuestro misionero, y José Romo de Vivar tenía otro situado un poco más río abajo.

Ahora bien, el primer europeo que escribió sobre su paso por esta región y así nos dejó constancia del hecho fue precisamente el misionero Eusebio Francisco Kino. No cubriré en este artículo los demás viajes que realizó, aunque para efectos de este texto agregaría que el 3 de noviembre de 1701 partía Kino de Dolores hacia el Norte en otra expedición más de las muchas que realizó.


La ruta que siguió fue distinta a las que ya había llevado a cabo: de Dolores, que era donde vivía, se dirigió hacia el Norte a lo largo del río San Miguel y poco después pasó por Remedios. Ya allí cambió de cuenca y remontando el pequeño puerto que divide a los ríos en ese lugar, pasó al Arroyo que actualmente se llama Cocóspera y poco después pasó por esa misión, la que había fundado en 1687 al comenzar su labor misionera. Y continuando su expedición, poco más adelante, remontando otro pequeño puerto que actualmente sigue la carretera en construcción entre la que fuera Garita de San Antonio y San  Lázaro, entró a la cuenca del Río Santa Cruz.

Y siguió su caminar a lo largo del cauce de este río, en forma paralela al camino que recientemente ha sido pavimentado, y después de cruzar una frontera que tampoco existía aún, llegó hasta Guevavi (gu waihe o manantial grande), misión también fundada por él en 1691, donde actualmente se encuentra la planta de tratamiento de aguas residuales cerca de Río Rico, Arizona.

Ya estando allí, posiblemente por algún consejo o decisión de último momento, cambió su ruta, ya que dirigió en seguida sus pasos rumbo al sur y, siguiendo el Arroyo que hoy se llama Los Nogales en honor a los árboles que alguna vez crecieron en su cauce, pasó bajo el acantilado que actualmente, además de marcar en la cañada una línea fronteriza que entonces no existía, funciona también como eterno monumento a la historia geológica de nuestro municipio y de la ciudad, tema que merecería otro artículo, pero de intentarlo me apartaría del central de éste.

Obviamente en aquel entonces no existía esta ciudad binacional; obviamente toda la región pertenecía a la Nueva España, ya que México tampoco existía, aunque es posible que el nombre de alguno de los asentamientos humanos del valle que visitó el misionero durante su paso por la cañada, debido a su tamaño tan pequeño no los mencionó, individualizándolos, aunque es posible que el nombre de alguno de ellos haya sido inmortalizado en los libros misionales de la región, pero eso jamás lo sabremos. Fueron poblados que mencionan los misioneros en esta región, aunque no especifican su ubicación precisa; fueron lugares como Cuchutaqui, Sicurisutá, Tchoamuqui o Vaicat, nombres de los que tampoco conocemos su significado en Español.

Y a pesar de que el misionero no haya dejado una sola palabra de su paso por el Arroyo donde hoy se asienta esta ciudad, sí mencionó otro que aún hoy es fácil de reconocer. Y es que su siguiente mención es la de su arribo a Síboda, actual Cíbuta (“Síboidac,” formada por la raíz pima “oidac,” milpa), donde fue establecido un rancho ganadero. Y después de un pequeño descanso en el lugar, continuó su camino rumbo al Oeste, remontando la Sierra del Cíbuta. No lo sabemos, pero posiblemente haya remontado también la siguiente sierra, paralela a ésta, la de Guacomea; o bien siguió el arroyo que divide a ambas, hasta que llegó al Búsani (“booshan” o valle) y de allí en adelante se adentró al desierto de Sonora hasta que se encontró con el siguiente oasis, Sonoita (“shon” debajo de y “oidac” milpa), el 12 de noviembre. En este viaje llegaría hasta la confluencia entre los ríos Gila y Colorado, pero ese es otro tema a cubrir en otra ocasión.

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El siguiente paso por la cañada donde hoy se encuentra la ciudad de Nogales, aunque tampoco hubo nada digno de destacar del lugar, ocurrió el 12 de octubre de 1775 durante la segunda expedición de Juan Bautista de Anza a California. Gracias a la pluma del misionero Pedro Font tenemos una crónica de la ruta que siguieron los expedicionarios que partieron de Horcasitas que se dirigían al actual Estado de California en la Unión Americana. Veamos cómo describe el cruce por el paso donde actualmente se asienta Nogales:

12 Jueves: Dije misa, y es la primera que dije en mi tienda de campaña que fue la iglesia portátil de la expedición. Salimos de cerca del Pueblo de Ymuris a las ocho y media de la mañana, y a la una de la tarde paramos en el Gambut, que es el cajón, habiendo caminado cuatro leguas con rumbo al nornoroeste… [éste] es paso muy peligroso, en donde han ejecutado varias muertes los Apaches y piatos cimarrones, y por esto nos detuvimos para pasarlo mañana despacio y todos juntos con las recuas.

Aún hoy podemos imaginarnos la preocupación que tuvieran los expedicionarios al cruzar el Gambut cuando pasamos y avistamos ese angosto cajón desde la comodidad de nuestros automóviles. El nombre del lugar ha cambiado poco durante los dos siglos y medio de distancia que nos separan de ese momento: Bambuto, aunque también lo conocemos con el nombre más moderno de curvas de Quijano en honor del Ing. Fiacro Quijano. Pero regresemos a la pluma del franciscano:

13 Viernes: Dije misa. Salimos del Gambut a las ocho de la mañana, y a la una de la tarde paramos en el Cíbuta, habiendo caminado cuatro leguas rumbo al norte, muy despacio en el cajón del Gambut para ir juntos y que no se cortase el cordón de gente y recuas. 
14 Sábado: Salimos del Cíbuta a las ocho de la mañana y a las tres de la tarde paramos en el paraje llamado las Lagunas, habiendo caminado unas ocho leguas largas con el rumbo como al noroeste, y cuatro al nornoroeste. Como a la mitad del camino está el paraje del Agua Zarca que es un ojito de agua muy pequeño.

Aún hoy reconocemos muchos de esos nombres, lugares como Cíbuta y Agua Zarca, mientras que las Lagunas se llaman actualmente Meadow Hills, y se encuentran cerca del campo de juego de golf de Nogales, Arizona.

Por entonces, el arroyo de Nogales se encontraba despoblado, posiblemente haya habido alguna familia indígena, obstinada y enfrentándose a los vientos de cambio que se avecinaban, viviendo en alguna de las lomas que se extienden a lo largo de la cañada, aunque el fraile no mencionó específicamente al lugar.

Mientras, poco a poco con la penetración europea a la región, la población nativa era sustituida, no únicamente en esta región sino en todo Sonora y México, por mestizos y criollos que traían otras formas de vivir. De esta manera, el punto en donde actualmente se encuentra esta ciudad no se escaparía de este destino.


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