El Inicio de las colonias Municipal y Moderna
El cambio más importante que viera esta frontera hasta antes de la explosión demográfica reciente, empezó al terminar el movimiento armado de la Revolución, con el inicio de las Colonias Moderna y Municipal. Hagamos memoria:
Lo más importante en la formación de un Nogales postrevolucionario ocurrió cuando a principios de 1917 se compraban dos franjas de terreno al sur de la entonces villa.
Este era el resultado de una promesa de campaña hecha por Astolfo R. Cárdenas, un bajacaliforniano con dos años de antigüedad en Nogales, quien había prometido a la población de 5,000 habitantes que tenía entonces la villa que, de ser electo, reconstruiría los puentes sobre la Campillo (a un lado del actual edificio de telégrafos) y de la calle Arizpe (frente a la escuela Pestalozzi), además de terminar el rastro, embellecer los panteones y la “... formación de una colonia...” en el terreno conocido entonces como La Huerta de San Antonio
Como resultado de esta promesa, el 21 de abril de 1917 la Compañía Constructora de Sonora adquiría por compraba a la Reforma Land and Cattle Co., dos franjas de terreno del rancho de la Reforma, en forma de paralelogramo. La primera iba partiendo del derecho de vía del ferrocarril hacia el este por 152.4 m, desde el límite sur del fundo legal de Nogales (la acera norte del callejón Ramos), hasta donde se encontraba “una pieza de piedra conocida públicamente por El Polvorín” (es decir, la esquina actual de la 5 de mayo con la Ruiz Cortínes), mientras que la segunda franja iba igualmente del extremo sur del fundo legal, hacia el oeste del derecho de vía del ferrocarril por 274.32 m, y se extendía por el mismo tramo que la anterior. El Presidente de esta Compañía era Astolfo R. Cárdenas., quien también lo era de Nogales, mientras que los oficiales de la misma eran Vicepresidente: Geo W. Dunbar, Secretario: P. González Aréchiga y Tesorero: J. L. Schleimer.
En septiembre de 1917, la Compañía Constructora de Sonora donaba al ayuntamiento el terreno situado al este del ferrocarril, “...donde se hallan ubicadas las casas para pobres construidas por ese mismo Ayuntamiento...” y que sería conocida como Colonia Municipal.
Sin embargo, dos meses después, al haber cambiado ya el gobierno municipal, se daba marcha atrás a la donación, ya que el Art. 27 constitucional prohibía que los ayuntamientos administraran bienes raíces, por lo que no se podía aceptar la donación; para evitar que el ayuntamiento perdiera el dinero gastado en la construcción de las casas para trabajadores, que entonces ya eran 18 de adobe, el ayuntamiento vendió todo el terreno de nuevo a la Cía. Constructora de Sonora en el precio que costó la construcción de esas casas, $10,455.
Así fue cómo, para enero de 1918, las ventas de lotes en la ya bautizada Colonia Municipal valían $36,000, mientras que en el terreno, también de esa constructora, situado al oeste del ferrocarril surgió la Colonia Moderna, es decir la zona residencial más cara en el Nogales de aquellos años. Esta comprendería tres avenidas principales de norte a sur: la América (continuación de la actual Obregón), la Latinos y la Moctezuma, además de las que atraviesen a éstas.
Y así pasaron aquellos años de finales de la revolución. Sólo faltaba consolidar aquella disposición con la construcción de puentes sobre los arroyos y de calles para facilitar el tránsito.
Empezando 1930 iniciaba la que se esperaba fuera una época de desarrollo para Nogales. Los primeros días del año, Astolfo R. Cárdenas informaba al ayuntamiento que la Compañía Constructora de Sonora, de la que aún era Presidente, intentaba desarrollar la Colonia Altamira, por lo que realizaría una rifa, y pedía exención de impuestos municipales para el sorteo, aunque no se le concedió.
Este fue el inicio de las Colonias Moderna y Municipal; distribución nogalense lineal que duraría hasta el desarrollo económico fronterizo que llegó en los 1980 a Nogales.
Lo más importante en la formación de un Nogales postrevolucionario ocurrió cuando a principios de 1917 se compraban dos franjas de terreno al sur de la entonces villa.
Este era el resultado de una promesa de campaña hecha por Astolfo R. Cárdenas, un bajacaliforniano con dos años de antigüedad en Nogales, quien había prometido a la población de 5,000 habitantes que tenía entonces la villa que, de ser electo, reconstruiría los puentes sobre la Campillo (a un lado del actual edificio de telégrafos) y de la calle Arizpe (frente a la escuela Pestalozzi), además de terminar el rastro, embellecer los panteones y la “... formación de una colonia...” en el terreno conocido entonces como La Huerta de San Antonio
Como resultado de esta promesa, el 21 de abril de 1917 la Compañía Constructora de Sonora adquiría por compraba a la Reforma Land and Cattle Co., dos franjas de terreno del rancho de la Reforma, en forma de paralelogramo. La primera iba partiendo del derecho de vía del ferrocarril hacia el este por 152.4 m, desde el límite sur del fundo legal de Nogales (la acera norte del callejón Ramos), hasta donde se encontraba “una pieza de piedra conocida públicamente por El Polvorín” (es decir, la esquina actual de la 5 de mayo con la Ruiz Cortínes), mientras que la segunda franja iba igualmente del extremo sur del fundo legal, hacia el oeste del derecho de vía del ferrocarril por 274.32 m, y se extendía por el mismo tramo que la anterior. El Presidente de esta Compañía era Astolfo R. Cárdenas., quien también lo era de Nogales, mientras que los oficiales de la misma eran Vicepresidente: Geo W. Dunbar, Secretario: P. González Aréchiga y Tesorero: J. L. Schleimer.
En septiembre de 1917, la Compañía Constructora de Sonora donaba al ayuntamiento el terreno situado al este del ferrocarril, “...donde se hallan ubicadas las casas para pobres construidas por ese mismo Ayuntamiento...” y que sería conocida como Colonia Municipal.
Sin embargo, dos meses después, al haber cambiado ya el gobierno municipal, se daba marcha atrás a la donación, ya que el Art. 27 constitucional prohibía que los ayuntamientos administraran bienes raíces, por lo que no se podía aceptar la donación; para evitar que el ayuntamiento perdiera el dinero gastado en la construcción de las casas para trabajadores, que entonces ya eran 18 de adobe, el ayuntamiento vendió todo el terreno de nuevo a la Cía. Constructora de Sonora en el precio que costó la construcción de esas casas, $10,455.
Así fue cómo, para enero de 1918, las ventas de lotes en la ya bautizada Colonia Municipal valían $36,000, mientras que en el terreno, también de esa constructora, situado al oeste del ferrocarril surgió la Colonia Moderna, es decir la zona residencial más cara en el Nogales de aquellos años. Esta comprendería tres avenidas principales de norte a sur: la América (continuación de la actual Obregón), la Latinos y la Moctezuma, además de las que atraviesen a éstas.
Y así pasaron aquellos años de finales de la revolución. Sólo faltaba consolidar aquella disposición con la construcción de puentes sobre los arroyos y de calles para facilitar el tránsito.
Empezando 1930 iniciaba la que se esperaba fuera una época de desarrollo para Nogales. Los primeros días del año, Astolfo R. Cárdenas informaba al ayuntamiento que la Compañía Constructora de Sonora, de la que aún era Presidente, intentaba desarrollar la Colonia Altamira, por lo que realizaría una rifa, y pedía exención de impuestos municipales para el sorteo, aunque no se le concedió.
Este fue el inicio de las Colonias Moderna y Municipal; distribución nogalense lineal que duraría hasta el desarrollo económico fronterizo que llegó en los 1980 a Nogales.
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